Juan Dagoberto Rivas (73 años) ha sido un testigo privilegiado de los cambios sufridos en el Lago. En los más de 44 años que pasó trabajando en sus riberas y montañas, llegó a conocer muy bien la flora y fauna del lugar. Don Dagoberto recuerda especialmente el verano de 1991-1992 cuando la Central Canutillar bajó la cota más de 40 metros. "Ahí se murieron todos los choritos de lago y las algas silvestres. El suelo del lago parecía un almacigo de conchas. Fue tanto que incluso vino la televisión a denunciar la catástrofe. Desde ese verano nunca más se han visto choritos, ni algas ni pancoras de lago, antes tan comunes. De ellas se alimentaban las taguas y un montón de otros pájaros, que también han desaparecido. La mortandad ha sido enorme".
La falta de consideración con el medioambiente y los ribereños del lago por parte de Canutillar ha sido tal, que incluso algunos años, para acaparar más agua, han sobrepasado la cota natural máxima del lago, inundanto playas, pampas y bosques. "Eso ha sido terrible", comenta Don Dagoberto, "la inundación pudre los árboles y mata toda la vida. Por ejemplo, hoy quedan muy pocos arrayanes, que antes se encontraban a lo largo de toda la ribera, al igual que coigues y tepuales. En el sector de Río Negro la erosión destruyó alrededor de 50 hectáreas, con casas, graneros y muelles incluídos"
Un santuario devastado
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1 comentario:
la hermosa playa león. un ensueño antaño, con camarones. Parecida a una playa caribeña, con tanta mística...ahora un barreal o mejor dicho, un barranco de barro. Una pena !! que mas puedo decir....un desastre !!
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